el blog de pedro alarcon
  • BLOG
  • SOBRE mi
  • CONTACTA

El Escritor Sin Libro - Capítulo 81

8/7/2017

Comentarios

 
Faltaban todavía 57 días para que cumpliese años, para que cumpliese un año más, y aun así, seguir siendo joven. Joven y guapa, la más guapa, tal y como lo había sido siempre. No le gustaba cumplir años. A ninguna mujer le gusta cumplir años. Aunque ella, cada año, era más ella, más guapa, más ella.
Faltaban todavía 57 días para su cumpleaños, para celebrar su cumpleaños, aunque a ella no le gustase cumplir años. Sonó el teléfono. De siempre me ha dado miedo que suene el teléfono. No sé por qué, aquella vez, sentí más miedo.
 
Silencio. Demasiado silencio. Miedo, más miedo. Un bulto, una especie de bulto. Una pequeña mancha negra en una radiografía, o en un escáner, o en una resonancia, o no sé dónde. Silencio. Demasiado silencio. Miedo, más miedo. Un bulto, un maldito bulto.
 
Negación, negación, ¡debe de ser otra cosa!, ¡será otra cosa!, ¡seguro que no es nada! Negación, más negación. ¡Será otra cosa!, ¡seguro que es un error!, ¡seguro que no es nada! Negación, más negación.
 
Otra radiografía, otro escáner, otra resonancia, u otro no sé qué… Un bulto, una especie de bulto. Sigue allí aquella pequeña mancha negra. Silencio. Demasiado silencio. Miedo, más miedo. Un pequeño bulto, un pequeño y maldito bulto en el cerebro. Negación, más negación.
 
Operación. Seguro que operando se soluciona todo. Operación. Cuanto antes mejor. Operación, ¡seguro que no es nada!, ¡se lo quitan y seguro que no es nada! Negación, continúa la negación.
 
Cuando no nos gusta lo que oímos buscamos otro nombre para llamar a las cosas. Bulto. Pequeña mancha. Pequeño bultito. Manchita oscura. El que sea. Lo que sea. Lo que sea menos el que es. Cáncer. Tumor cerebral. Cáncer. Tumor cerebral. Cuando no nos gusta lo que oímos queremos que las cosas sean otra cosa, que tengan otro nombre, cualquiera menos el que de verdad tienen. Cáncer. Tumor cerebral. Un pequeño bulto. Un pequeño y maldito bulto.
 
“Quizás después de la operación no vuelva a ser - ella - otra vez” – dijo el médico cirujano. ¿Cómo se puede dejar de ser uno mismo tras una operación?, ¿cómo se puede dejar de ser uno mismo?, ¿cómo podía dejar de ser ella? Dejar de ser ella. Acaso le iban a quitar su sonrisa. Acaso le iban a quitar su manera de mirar. Acaso le iban a quitar su dulzura al hablar. Dejar de ser ella. ¿Cómo se puede dejar de ser uno mismo tras una operación? Negación, más negación.
 
Positivo. Dio positivo. Lo que fuese que fuese. Dio positivo. Seguía siendo ella. No había dejado de ser ella. Pero fue positivo. Dio positivo. Ese día el sol se puso por el mismo sitio del día anterior. El sol parecía estar ajeno a todo lo que ese día había pasado. El sol siempre se termina poniendo por el mismo lugar cada día, pase lo que pase, cada día. Pase lo que pase.
 
Ella sonríe como si no pasase nada. Yo lloro, lloro a escondidas como si pasase todo. Ella, ella quiere tomarse un zumo de naranjas. Yo corro, yo corro como alma que lleva el diablo hasta la tienda para comprarlas. Ella sonríe cuando se bebe el zumo. Yo me aguanto, me aguanto. Después lloro, lloro a escondidas.
 
Llega su cumpleaños. Este año no nos reímos tanto como el anterior, o el anterior, o el anterior. ¡Y que cumplas muchos más, y que cumplas muchos más! Se me clava en el alma, ese estribillo se me clava en el alma. “Un año, le damos un año de vida” - Pronóstico médico. Maldito pronóstico médico. Ese parece ser el regalo estrella ese año. Un regalo para todos. 356 días para estar con ella. 356 días para estar con ella. Lástima que ese año no sea un año bisiesto, así tendríamos un día más.
 
Me escondo en cualquier rincón de casa para llorar. Para llorar, para que nadie me vea haciéndolo. Vivo escondido. Vivo escondido. Cierro los ojos. No sé a quién rezarle para que lo que está ocurriendo no ocurra. No sé a quién rezarle. No sé quién lleva estos temas en el cielo. No sé a quién rezarle. Cierro los ojos. Vivo con los ojos cerrados. Pongo mis manos en el pecho. Deseo. Deseo que aquello no ocurra. El sol se sigue poniendo cada día por el mismo sitio. Parece que al sol no le importa una mierda lo que ocurra en este planeta. Él sigue poniéndose por el mismo sitio, como el día de ayer, o el día de antes de ayer.
 
Busco estrellas fugaces a las que pedirle un deseo. Busco dientes de león a los que soplar y pedirles un deseo. Busco alguna pestaña que poner en mi dedo y soplar para pedirle un deseo. Busco un deseo. Busco un deseo que pedir.
 
No fue un año. Se equivocaron. Aunque creamos que no, los médicos, con toda su experiencia, con todas sus carreras, con todas sus batas blancas, también se equivocan. Se equivocaron. No fue un año. Fueron 36 días. Fueron tan solo 36 días. No fue un año. Fueron 36 días. Fueron tan solo 36 días. Ni uno más. Ni uno menos.
 
Me escondí. Me escondí en un rincón. Ya no lloraba, tan solo deseaba, tan solo deseaba que aquello fuese un sueño, un mal sueño, una pesadilla. Me escondí. Cerré los ojos. No quería abrirlos. No quería ver qué había fuera. Cerré los ojos. Me escondí. Me escondí muy lejos, muy muy lejos. Allí donde podía seguir abrazado a ella. Allí donde podía seguir dándole besos. Allí donde podía seguir disfrutando de su sonrisa. Allí donde podía seguir escuchando la dulzura de su hablar. Allí donde sus preciosos ojos color miel me pudiesen seguir mirando. Allí donde mi madre siguiese viva. Allí donde mi madre siguiese viva. Allí donde mi madre siguiese viva.
 
Continuará...
Comentarios

    Categorías

    Todos
    Coaching
    Comienza Una Nueva Vida
    Cursos
    Dinero
    EESL
    Ejercicios
    Escritura Terapéutica
    Frases
    Gente Que Me Gusta
    Humor
    Inspiración
    Libros
    Mis Libros
    Motivación
    Preguntas
    Recomendaciones
    Reflexiones
    Supera Tu Problema
    Tapping
    Terapia De Pareja
    Tutoriales
    Vídeos

Con tecnología de Crea tu propio sitio web único con plantillas personalizables.
  • BLOG
  • SOBRE mi
  • CONTACTA